jueves, 17 de julio de 2008

¿Ontoy?

Por Carlos González Arizmendi


Si a veces me siento perdido en esta gran ciudad, hoy me siento totalmente extraviado. Me confunden las leyes que poco se planean y quienes supuestamente las ejecutan para salvaguardar, según ellos, el orden y la sana convivencia entre los moradores de la otrora Tenochtitlán. Según lo que todos sabemos, ya entró en vigor la famosa ley que nos obliga a utilizar el GPS para “ayudar” a las autoridades capitalinas a hacer su trabajo. Primero que nada, el término GPS o Global Positioning System es un anglisismo que se traduce como posicionador satelital global. Un pequeño dispositivo que nos ayude a localizar el vehículo, por sí mismo no puede llamarse GPS por el simple hecho de que el aparato que lleva estas siglas es aquél que le permite a uno ver dónde está tal o cual objeto portante de dicha ficha magnética o de radiofrecuencia.

El Reglamento de Tránsito Metropolitano dice de manera textual “Lo dispuesto en la fracción XI del artículo 16 referente al Dispositivo de Geolocalización o de Georeferenciación Satelital Radioeléctrico o de tecnología similar, será obligatorio para los modelos 2008 en adelante”. Hasta el momento, nadie, ni los policías ni las autoridades saben responderme a la pregunta “¿y qué pasa si traigo placas del Estado de México? ¿Estoy obligado a instalar el dispositivo de Geolocalización?” Finalmente, este dispositivo se coloca en algún lugar del auto en donde en teoría ni el propio dueño sabe dónde está. Imagine que lo asaltan (lo cual es frecuente) y lo ponen a buscar el famoso “chip”. ¿Cómo debe comprobarse que se tiene tal dispositivo? Sin duda hay lagunas no sólo en el famoso reglamento sino en la comunicación del mismo.

La multa por no traer el dispositivo localizador es de $252.85 pesos. Ahora sí me siento más perdido que nunca en esto de cómo debo transitar en el Distrito Federal. Lo que sí me queda claro y he de manifestarlo, es que no es aceptable que yo tenga que gastar dinero adicional en mi coche por la ineptitud de quienes hacen el trabajo de “gobernantes” y que finalmente viven de mis impuestos y de los suyos. No es aceptable ni que yo tenga que hacerles su “chamba” porque no son capaces de atrapar a los ladrones o que sucedan cosas como el operativo de la discoteca donde varios jóvenes murieron o casos como los del Gobernador de Puebla y que las cosas sigan como si nada hubiera pasado. Acuérdese de que al alcalde de Nueva York, lo agarraron en la movida y me lo mandaron a las regaderas con todo y “chivas”. En fin, en este Distrito Federal lejos de progresar cada día vamos en retroceso. Sin duda que hoy sí me perderé en el asiento trasero.

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