viernes, 4 de junio de 2010

La compra de un auto seminuevo



Por Carlos González Arizmendi
Hoy nos enfocaremos a platicar del automóvil usado, aquél que para unos es un sueño y para otros una pesadilla. ¿Cómo sé que el auto que estoy comprando es bueno? ¿Cómo sé que el coche que me venden no estuvo en algún crimen? 

Estas y otras muchas interrogantes aparecen en la mente de los compradores de autos seminuevos al comprar su vehículo de manos de Juan Pérez. 

Es una realidad que no hay dos coches usados iguales y por consiguiente, el mismo Jetta 2005 que usted tiene en la cabeza no vale lo mismo que el que yo tengo en mi cabeza. 

Antes de comprar un auto seminuevo, debe verificar su procedencia. Debe revisar que el precio del coche sea uno que sí tenga que ver con el mercado y no con una súper oferta que puede culminar en que sea el súper fraude de su vida. 

Hoy en día el auto usado se encuentra en cientos de páginas de Internet que lo que hacen es sólo publicar los automóviles, sin embargo, ninguna revisa que todo esté en orden puesto que los anuncios son gratuitos. 

Sin duda, el siguiente paso será que al cobrar el anuncio se tenga, al menos, la certidumbre de verificar los papeles para que lo que se ofrezca sea una realidad y no una promesa que le vayan a mandar de Inglaterra por barco. 

Por cierto, hoy en día hay una banda de defraudadores que roban fotos de los sitios de Internet y publican autos como un Audi A4 a precios ridículos y lo peor es que mucha gente se traga el cuento de que es alguien que se lo llevó hacia Europa y que, previo depósito de 30 o más miles de pesos, lo enviarán al nuevo dueño a través de una empresa naviera.
Para evitar esto, mejor compre en sitios respetables. Mire el coche antes de pagar y si es posible, lleve a su mecánico a que le dé una checadita que a usted le de tranquilidad.
Compre un auto usado y no compre riesgos desde el asiento trasero.

México, reflejo de su fútbol



Por Carlos González Arizmendi
 Hoy se me ocurrió salirme un poco del tema automotriz para resaltar un detalle que me llama poderosamente la atención. 
Después de ver el partido entre México contra Inglaterra en donde tocamos bien el balón pero lamentablemente perdimos por tres goles contra cero, me surgió esta tenebrosa visión de que México país se parece mucho a México selección de fútbol. 

Si ustedes se fijan en el partido verán que la mayor parte de los toques de nuestros futbolistas son laterales y no hacia adelante. Tal pareciera que todos ellos quisieran brillar en el firmamento panbolero pero ninguno se atreve a hacerlo cuando llega la hora de las definiciones. Siempre nos quedamos con el “ya merito”. Eso sí, vemos a nuestros representantes vendiéndonos emparedados, refrescos de cola, coches y bebidas rehidratantes pero ninguno de ellos nos vende lo que tanto necesitamos: el triunfo. 

Cada partido es como un reflejo de un cambio de sexenio, un año nuevo y la llegada de un nuevo delegado, tenemos la esperanza de que algo bueno suceda y pasan los años, los sexenios, los políticos y seguimos estancados en el “ya merito”. 

Seguimos estancados en decisiones absurdas como la verificación vehicular por año-modelo en vez de por el estado del coche. Seguimos estancados en proyectos que sólo sirven para sacarnos dinero como esta tarjeta de circulación con chip que no sirve ni servirá para nada o pintando taxis de colores sin que en realidad alguien se atreva a poner freno a tanta impunidad. 

Igual que el “Vasco Aguirre”, el Presidente Calderón dicta las instrucciones pero la oncena que está en la grama es la que debe poner el ingrediente final que nos lleve a la victoria. 

No podemos seguir estancados en esta mediocridad y en ensalsar ídolos de barro que con la primera exigencia se rompen en pedazos. En fin, debería hablar de coches pero hoy preferí hablar de fútbol porque me entristece que sigamos depositando la semilla de la esperanza en quimeras. Ojala me equivoque en este mundial, desde el asiento trasero.
Lo Positivo
La esperanza
Lo Negativo
“El ya merito”

Imbecilidad o Astucia


Por Carlos González Arizmendi
Para no variar y perder la costumbre, el Gobierno de la Ciudad de México encabezado por Marcelo Ebrard, ha decidido tomar otra decisión arbitraria, según él, para mejorar la recuperación de los automóviles en caso de robo y tener un padrón vehicular confiable. Se trata de la tarjeta de circulación con chip.
A otro perro con ese hueso Señor Ebrard. En primer lugar llama la atención que el programa completo le va a dejar la friolera de 700 millones de pesos para las arcas de la ciudad siendo que el costo total de este mecanismo es de 200 millones de pesos por lo que la utilidad es de 500 millones de pesos que van al cochinito para el 2012. 

Nosotros no nos chupamos el dedo con eso de que es para un registro vehicular confiable porque hace menos de cinco años nos hicieron reemplacar nuestros coches con la misma finalidad por lo que ese argumento no tiene ningún sentido. 

En segunda instancia debemos recordar que los automóviles deben estar registrados ante la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) encabezada por el señor Eduardo Solis y que nuevamente brilla por su ausencia en un tema coyuntural. 

Ebrard dice que todos debemos pagar por los sistemas que hay tras esta infame tarjeta de circulación pero también llama la atención que desde que registramos nuestros coches en aquel reemplacamiento el índice de robos de autos se ha incrementado y el nivel de recuperación ha disminuido según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros y curiosamente la entidad donde más se los roban, adivinó usted, es el Distrito Federal. 

Imagine que el robo de autos en 2009 se incrementó 13.4% contra el año 2008 por lo que más bien esta tarjeta de circulación con chip suena más a un buen negocio para el Gobierno del Distrito Federal que una medida antirrobo y de control.
Asimismo, qué vergüenza dan los diputados del PRD en la Asamblea del Distrito Federal al tener que defender un proyecto de su Jefe Ebrard con argumentos falaces y llenos de imbecilidad. Escuché a uno de estos diputados en el programa de radio de Leonardo Curzio decir que en los países de primer mundo los que pagan más son los que tienen automóvil, la única diferencia es que en países como Alemania las calles están bien pavimentadas, señalizadas y conservadas con semáforos en óptimas condiciones de sincronización y en México en temporada de lluvias uno siente que va circulado por los cráteres lunares. Señores diputados del PRD en la Asamblea del Distrito Federal, deberían investigar más antes de decir tonterías que los dejan mal parados con tal de seguir limpiándole las botas a su jefe.
En fin, más que imbecilidad parece que esto es un negocio de 500 millones de pesos para Marcelo Ebrard que con astucia otra vez quiere engañarnos, lo bueno es que no nos chupamos el dedo desde el asiento trasero.


Mi vida sin ti

10 de mayo de 2011

Por Carlos González Arizmendi



Querido coche. Hoy tuve que dejarte en el taller y experimentar lo que la ciudad de la esperanza me ofrece en el terreno del transporte público urbano. 

En principio de cuentas, descubrí que éste es totalmente insuficiente, escaso, mal diseñado y, por si fuera poco, puso en riesgo mi vida y la de muchos que como yo tuvimos la necesidad de utilizarlo. 

Los llamados Microbuses tienen el espacio entre los asientos diseñado para albergar a miles de liliputenses bien sentados, no así mexicanos de talla media y no se diga gente de mayor estatura. Carecen de medidas de seguridad y ya cuando van a reventar, es toda una aventura el ir moviéndose de un lado al otro rozando poco más que el aura del vecino e inhalando aromas muy aventureros para cualquier olfato.

Decidí descender y caminar un poco para recuperar el aliento y los buenos humores. Traté de caminar entre las pobremente diseñadas banquetas y descubrí que hay partes en donde son inexistentes. Asimismo, me percaté de que cruzar una calle es una experiencia tan extrema como meterse a nadar cocodrilos ya que las personas que manejan ven en el peatón a una presa jugosa y apetecible.

Unos veinte minutos después, traté de tomar un taxi de esos que la señora Pratts quiso decorar como árboles de navidad que vio en Indonesia y para mi mala fortuna no supe cuál tomar por temor a caer en manos de algún pirata, que por lo que vi, son la mayoría de los que ofrecen el transporte con una módica suma y mucho riesgo.

Finalmente llegué al Metrobus y sucedió algo similar a los Microbuses en cuanto a espacio con la única diferencia de que las paradas son establecidas y hay un espacio sólo para mujeres, sin referirme con ello a un sitio de streapers.

Al final de mi jornada y de haber experimentado lo que millones de ciudadanos sufren en el día a día (y eso que no llovió y no tomé transporte después de las 10 de la noche) y me di cuenta que la vida sin ti en la Ciudad de México, es simplemente inviable.

Hoy más que nunca cuidaré de mi coche, desde el asiento trasero.

Lo Positivo

Nada

Lo Negativo

Que el transporte público es infame