lunes, 28 de julio de 2008

Columna Asientro Trasero: El Aeropuerto del Olvido

Por Carlos González Arizmendi


Finalmente las vacaciones están llegando a su fin. Nuevamente el comportamiento relajado de nuestras calles se esfuma lentamente y la realidad de las descontroladas mamás estacionándose en doble fila para entregar a sus hijos o bien los universitarios madrugadores que van a sus tempraneras clases de siete de la mañana vuelven a cambiar el paisaje urbano. La llegada al aeropuerto Benito Juárez en la ciudad de México es poco más que caótica. La ausencia de señalizaciones y las desviaciones hacia colonias difíciles de transitar se han vuelto el pan nuestro de cada viaje. Tuve la oportunidad, o el infortunio, de aterrizar en la flamante Terminal 2 hace unos cuantos días. La llegada fue sin contratiempos, los muchachos de migración y aduanas se portaron muy amables como siempre y llegó el momento de despedir a los asistentes del viaje para que cada quien se fuera a casa. Por un lado, las filas para tomar el “Taxi Seguro” eran interminables, por que ha de saber que ese gremio monopólico, no está permitiendo la entrada del famoso “Caminante” evitando así, la tan promulgada libre competencia. Por otro lado, tomé mi coche y traté de salir del aeropuerto. Con el Circuito Interior cerrado y las constantes obras por doquier, tardé casi una hora en poder tomar el Viaducto Miguel Alemán para dirigirme a mi destino. Cuando uno llega de viaje, normalmente está cansado y de no muy buen humor, y si a eso le suma que todas las calles están cerradas, los faroles apagados y nada de señalización, pues ya se imaginará cómo acaba uno el día. No sé qué necesitamos hacer para que los servicios funcionen con decoro. Observe el segundo piso del Periférico, todas las luminarias están apagadas. ¿Qué acaso no hay alguien que supervise las redes viales? ¿Quiénes cobran por no hacer nada? Ojala que en vez de hacer consultas ciudadanas que sólo están enfocadas a meter “ruido político” (del que ya estamos hartos) al tema de la reforma de PEMEX, el gobierno del Distrito Federal dedicara esos recursos a supervisar nuestras penosas calles que parecen parte de la superficie lunar. En fin, otro bache más que sortear desde el asiento trasero.


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