jueves, 10 de julio de 2008

10 riesgos para la industria automotriz: Ernst&Young


Por Carlos González Arizmendi


Al parecer ni los analistas se ponen de acuerdo con relación a lo que pueden ser los riesgos para la industria automotriz nacional. Mientras algunos como Global Insight, mencionan que una de las principales amenazas para México es el traslado de la producción hacia los Estados Unidos o bien Canadá debido al poder los sindicatos en aquellos países, para Ernst&Young los asiáticos, y principalmente China y la India, son los que podrían ser una verdadera amenaza, basados en el costo de mano de obra y de producción en general.
Otro de los riesgos que esta firma considera como alto para los fabricantes de coches y principalmente a los tres grandes de Detroit (Ford, GM y Chrysler) es el desconocimiento de los mercados emergentes. “Hay desconocimiento de las leyes y en general de los riesgos al entrar a un nuevo mercado” afirmó Jeff Henning, Consultor Senior de Ernst&Young.
El control de costos y la disminución de inventarios representan la tercera amenaza contra la industria automotriz, no solo nacional sino mundial y así mismo la antigüedad de la fuerza productiva con los ya conocidos fondos de pensiones y costos de retiro.
La quinta amenaza es por supuesto el precio de los carburantes y la sexta el cambio de la demanda por vehículos más eficientes en el consumo de combustible. Hay empresas que han basado sus estrategias en motores V8 como Chrysler y que ahora están en serios aprietos, no en México, pero sí en los Estados Unidos dado que no tienen plataformas con motores pequeños que sean verdaderamente eficientes.
En México se producen las pick ups de Chrysler en Saltillo o bien los camiones comerciales de Ford en Cuautitlán, aunque ésta última ya salvó el cuello al entrar ahí la plataforma del nuevo Ford Fiesta para el mercado norteamericano.
La séptima amenaza es que varios proveedores están ahorcando sus márgenes de utilidad debido a la baja en ventas y a la obligatoria reducción de costos a la que todos los fabricantes están sometidos. Es inevitable que algunos de ellos, y principalmente los que están emparentados con las marcas americanas, estén sufriendo las consecuencias de dichos matrimonios.
La octava amenaza para la industria es la entrada de fondos privados que capitalizan a diversas compañías y que no precisamente conocen las industrias en donde están invirtiendo. “Puntualmente Chrysler tiene al fondo privado Cerberus como cabeza de la empresa aunque no se sabe cuáles son las intenciones de dichos fondos de inversión” comentaron los consultores.
La novena amenaza son los lanzamientos fallidos de algunos modelos. Como ejemplo, podemos citar la introducción del Dodge Avenger o bien del Chrysler Sebring (Cirrus en México), ambos modelos pertenecientes a Chrysler LLC, y que no han funcionado en el mercado norteamericano. Sumado a esto, Chrysler cometió el error de dotar de motores híbridos a camionetas como la Durango, siendo que la demanda de recreativas está descendiendo dramáticamente en el vecino país del norte.
La última amenaza, que estos consultores identifican, es el ajuste que se debe de hacer a los vehículos debido a las reglamentaciones ambientales y de seguridad de diferentes mercados, en los que los costos de producción se incrementan dados los aditamentos que se les deben de añadir y por consiguiente los márgenes de utilidad tienden a disminuir dramáticamente.
Como conclusión, podemos estar de acuerdo o no con estos puntos, pero el hecho es que la industria automotriz está pasando por uno de sus peores momentos y muchas empresas deberán reinventar sus productos, realinear sus estrategias de comerciales, bajar sus inventarios al grado de producir sobre demanda y por supuesto evitar a toda costa los incentivos sobre los productos que van directamente sobre el margen de utilidad de los productos. Finalmente y tras todo el glamour, debemos recordar que la industria automotriz es un negocio de ingresos, egresos y utilidades.

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