viernes, 4 de junio de 2010

Mi vida sin ti

10 de mayo de 2011

Por Carlos González Arizmendi



Querido coche. Hoy tuve que dejarte en el taller y experimentar lo que la ciudad de la esperanza me ofrece en el terreno del transporte público urbano. 

En principio de cuentas, descubrí que éste es totalmente insuficiente, escaso, mal diseñado y, por si fuera poco, puso en riesgo mi vida y la de muchos que como yo tuvimos la necesidad de utilizarlo. 

Los llamados Microbuses tienen el espacio entre los asientos diseñado para albergar a miles de liliputenses bien sentados, no así mexicanos de talla media y no se diga gente de mayor estatura. Carecen de medidas de seguridad y ya cuando van a reventar, es toda una aventura el ir moviéndose de un lado al otro rozando poco más que el aura del vecino e inhalando aromas muy aventureros para cualquier olfato.

Decidí descender y caminar un poco para recuperar el aliento y los buenos humores. Traté de caminar entre las pobremente diseñadas banquetas y descubrí que hay partes en donde son inexistentes. Asimismo, me percaté de que cruzar una calle es una experiencia tan extrema como meterse a nadar cocodrilos ya que las personas que manejan ven en el peatón a una presa jugosa y apetecible.

Unos veinte minutos después, traté de tomar un taxi de esos que la señora Pratts quiso decorar como árboles de navidad que vio en Indonesia y para mi mala fortuna no supe cuál tomar por temor a caer en manos de algún pirata, que por lo que vi, son la mayoría de los que ofrecen el transporte con una módica suma y mucho riesgo.

Finalmente llegué al Metrobus y sucedió algo similar a los Microbuses en cuanto a espacio con la única diferencia de que las paradas son establecidas y hay un espacio sólo para mujeres, sin referirme con ello a un sitio de streapers.

Al final de mi jornada y de haber experimentado lo que millones de ciudadanos sufren en el día a día (y eso que no llovió y no tomé transporte después de las 10 de la noche) y me di cuenta que la vida sin ti en la Ciudad de México, es simplemente inviable.

Hoy más que nunca cuidaré de mi coche, desde el asiento trasero.

Lo Positivo

Nada

Lo Negativo

Que el transporte público es infame







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