martes, 6 de enero de 2009

La maldición del año electoral

Por Carlos González Arizmendi

Con tristeza abrimos el año viendo que se multiplican los letreros anunciando obras de repavimentación y encarpetado de calles y avenidas. Tal pareciera que no nos hemos quitado la maldición de la ruta presidencial.

Para los que no conocen este término, les contaré una pequeña anécdota referente a lo que ahora vivimos, hoy que regresan los niños a la escuela.

Cierto día el presidente de una empresa llamó a su director de mercadotecnia y publicidad a su oficina. El ejecutivo se sentó nervioso en la oficina de su jefe que, muy serio y con aspecto sombrío y distante, lo cuestionó sobre el gasto publicitario y sobre el porqué él nunca encontraba algún anuncio de su empresa. El de mercadotecnia le sacó estudios que demostraban lo que estaba haciendo pero el jefe no quedó convencido.

Como medida desesperada, el director de mercadotecnia tomó la resolución de colocar varios anuncios espectaculares en la ruta que su jefe tomaba hacia la oficina.

Unas semanas más tarde, el jefe felicitaba al ejecutivo por la enorme labor que estaba haciendo ya que se había topado con varios anuncios de la empresa.

Sin importar si funcionaban o no, por el hecho de haberlos visto, esto significaba que su responsable de publicidad estaba haciendo un buen trabajo.

Esto mismo estamos viendo ahora. Hay obras aquí y allá con el fin de que veamos que se está trabajando y curiosamente coinciden con el año electoral. ¿Por qué no trabajan así en un año cualquiera? ¿Por qué nuestros delegados, asambleístas y demás burócratas no se percatan de que sólo queremos ver que lo que pagamos de impuestos se nos retribuye en servicios eficientes? En fin, tenga cuidado porque seguramente la calle que pavimenten, el pasto del parque que corten y la banqueta que pinten, se la querrán cobrar con su voto. Deseo que esta maldición se acabe, desde el asiento trasero.